Después de un buen paseo por el Guadalquivir, conocer la Torre del Oro y la Catedral, no me pude resistir a posar delante de La Giralda. Hacía bastante "calorcito" y volaba sobre nosotras un montón de murciélagos buscando refrescarse en las fuentes.
En la Avenida de la Constitución, al lado de los raíles del tranvía, encontré esta tienda tan típica que vendía zapatos de flamenca para todos los gustos. En esta misma zona se podían degustar unas tapitas muy ricas; eso sí, los sevillanos tienen la costumbre de comer de pie (¿será por eso lo de que quien se fue a Sevilla, perdió su silla?).
También me pasé por Cádiz, que tiene unas playas paradisíacas, y eso que soy de Gran Canaria y sé de lo que hablo...Esta foto es de la Cala del Aceite, que está más resguardada del viento de levante.
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